miércoles, 31 de agosto de 2011

La decepción de la juventud

¿Volveremos a instintos de supervivencia básicos? Ya no pregunto si se puede o no arreglar esto de forma pacífica y diplomática, porque al menos yo ya perdí la esperanza de eso; pero ¿habrá solución y salida de tajo a esto alguna vez, sin necesidad de algo terriblemente masivo?

México se ha teñido de rojo ésta última semana con los previos acontecimientos, y todos los mexicanos estamos severamente aterrados de la manera en que han sido llevado a cabo éstos actos, pero el día de hoy levanto mi voz por nosotros los jóvenes, que muchos de nosotros hemos ya perdido no solo la paz, sino la esperanza de que esto sea superado de la mejor manera por la gente que se supone debe estar a cargo de nuestro bienestar y gobierno.

Nos quedamos hasta tarde trabajando o por alguna u otra situación, en la que estamos fuera de nuestros hogares después de las 9 de la noche, y nos da miedo tomar taxis, ya no podemos ir a bares y clubes nocturnos porque las noticias de años pasados nos han impuesto el miedo de ser atacado de improvisto. Ni si quiera podemos salir a reuniones de amigos en la privacidad de sus casas porque ya no hay respeto por la propiedad personal, nos sentimos reprimidos y cazados por el pandemonio que se vive hoy en día en nuestra ciudad.

Como joven, uno siempre tiene la ilusión de cambiar puntos de vista y de ser escuchado pero en situaciones como ésta nos sentimos impotentes e ignorados, nuestra voz se enmudece a las autoridades ante el hecho de que se nos está despojando no solo de la seguridad; sino de nuestra prosperidad y de nuestra jovialidad, ya que no podemos hacer lo mismo que hace 10 años, pero sobre todo, porque sabemos la realidad que vive nuestra sociedad, como se dice coloquialmente “sabemos de qué pata cojea”.

Vemos que la impunidad, la indiferencia y el descaro son pan de cada día. Puede ser algo tan simple como que el chofer del camión no nos regrese la feria completa, pero sigue siendo abuso, de menor o mayor tamaño, pero lo es, y ¿cuál es nuestra sorpresa? Que denunciarlo no nos trae la solución. De igual forma vemos como gobierno tras gobierno (no solo a nivel estatal, sino a nivel municipal y nacional) las cosas parecen mejorar en muy pocos aspectos pero empeorar de manera titánica en las que siempre se ve uno afectado.

Hemos perdido la esperanza en cualquier partido político, porque al fin y al cabo, no hace falta decirlo; es muy sabido que en los políticos, pasados y presentes, yace la inmunidad de muchos que son responsables con lujo de descaro, pero que simplemente por el hecho de que no los afecta directamente a ellos ¡les vale un reverendo cacahuate! Y me atrevo a decir que son la razón del por qué nuestro país se ha trastornado de dicha manera ¿quién más sería responsable de darles tremenda libertad? Sabemos que un cáncer con el que lucha nuestro país es “la mordida”, y en nuestra situación creo que es más que lógico que se dieron demasiadas y de mucha fuerza, ya que día con día veíamos con regularidad que sin más ni menos, los tránsitos te detenían solo para quitarte dinero, aún si no cometías infracción alguna. Entonces, si en niveles mucho más bajos de la autoridad se movían las cuotas por corrupción, ¿acaso piensan que no sabemos que a niveles altos hay aún mucha más corrupción? Que no sea sorpresa para el IFE no contar con muchos votos juveniles el próximo año en las elecciones…simplemente, ya no creemos en nadie.

Tal vez sea que por el hecho de ser jóvenes somos algo ilusos a veces, que digo algo, ¡muy ilusos!, pero me enferma ver la indiferencia en las demás personas de cuando ocurre algo como un asalto, un robo o un atraco, cuando se supone somos una sociedad; eso implica que debemos no solo cuidar por nosotros como individuos independientes, sino por nuestros vecinos y gente con la que convivimos diariamente, porque si no es a ellos, podría pasarnos a nosotros. Me aterra ver en este aspecto que la solidaridad no es un principio que los mexicanos usamos seguido, esa mentalidad egoísta es en gran parte lo que nos ha hecho llegar a dónde estamos, digo, ya ni caballerosidad hay en los camiones; al menos yo, si veo a una mujer parada le cedo mi asiento mientras veo como hay mujeres embarazadas o con bebes paradas y los señores sumamente cómodos en los asientos. Si queremos acabar con ésta película de terror, debemos despojarnos de tales aberraciones mentales, el “lo hago por mí, no por nosotros”, pero es algo que sinceramente, vemos lejos que llegue a pasar porque no solo nuestro gobierno está corrompido, también la sociedad como debe de ser.

Esto es el desgane total para nosotros; no solo perdimos la esperanza en gobiernos y partidos políticos, perdimos la esperanza en la sociedad como humana y cálida…no, ya no es México, ya es tierra de nadie.

lunes, 22 de agosto de 2011

La horrible realidad laboral juvenil


Soy un neoleonés de 20 años, casi 21, me gradué relativamente joven (19 años), y estudié una carrera que me apasiona mucho y para la que tengo talento, como la Mercadotecnia. Tengo inglés de grado bilingüe totalmente, junto con cualidades artísticas (plásticas y musicales) y creativas.

Tengo muchas aspiraciones como todos, así como sueños que me esmero por cumplir, pero me topo con la realidad: No estudié en una escuela prestigiosa, vivo en una colonia que se podría decir es de nivel medio-bajo, no he podido sacar mi título por falta de dinero y tengo poca experiencia laboral.

Aun estando estudiando una licenciatura o carrera técnica, uno sueña demasiado con su profesión, tiene aspiraciones enormes y las ganas enteras de salir adelante, independizarse y ayudar a su familia con gastos, hacerse de pertenencias buenas además de estabilizarse en un trabajo donde se le aprecie. Lamentablemente la situación económica, financiera y laboral en el Estado no ayuda absolutamente nada a sustentar dichos sueños:

De mi generación de Mercadotecnia, solo 2, 3 a lo mucho, tenemos trabajo de nuestras carreras o parecidos, e igualmente de generaciones pasadas con las que tenemos contacto.

El Estado de Nuevo León, según las estadísticas recientes, de su población total, se conforma de casi un 30% de jóvenes de entre 15 a 29 años. Somos el presente y futuro de sacar adelante la próxima década, pero al parecer, las empresas no están al tanto de dicho dato.

Al momento en que busco trabajo de mi profesión, busco en anuncios en internet, en el periódico, y ¿qué encuentro? me topo con empresas elitístas, jactanciosas y que se rehúsan a ser socialmente responsables. Buscan irracionalmente, practicantes con años de experiencia en un puesto parecido al de la vacante, a veces hasta los piden estudiantes, pero de tiempo completo, piden 3 profesiones en una sola persona (en mi caso, he llegado a ver que piden programador/diseñador/mercadólogo), y los salarios que ofrecen muchas veces son lastimeros con la excusa de "estar a prueba". 

Es cierto, en algunas empresas la escuela de donde provengas no es tan importante, pero son contadas y muy pocas. Es fácil darte cuenta cuando te discriminan; las caras, gestos, cambios de voz en el entrevistador, de actitud. Te das cuenta que de pronto hay 2 extremos, y ambos malos: Los “fresitas” que estudiaron en escuelas carísimas, “hijos de papi”, que piden un salario exorbitante y quieren puestos gerenciales, y estan los “nacos” que vienen de una escuela donde salen muchos flojos por ser de “baja calidad y costo”. No diré nombres de escuelas, pero es lamentable que solo en la discriminación hay equidad, y .

Siendo sinceros, la gran mayoría de las empresas buscan exprimir hasta el último centavo para reducir costos, no quieren invertir tiempo ni esfuerzo en armar a un ejecutivo que les sea totalmente útil y que sepa trabajar específicamente para ellos con su misma metodología laboral y herramientas. Vaya, buscan la experiencia pero no quieren ser el que la dé,o bien, no quieren pagar lo justo por ella, es un ciclo vicioso que nunca llega a su fin, haciendo recientemente a México como uno de los países que trabaja más duro y las jornadas laborales más largas y que menos se le remunera por dicho trabajo. 

¿Cuántos de nosotros hemos pasado por entrevistas, donde nos hacen caras cuando nombramos la universidad donde estudiamos, la colonia donde vivímos o la sprofesiones de nuestros padres? o bien, que hemos tenido que pasar por un proceso realmente extenso de entrevistas, y que solo terminan con un hipócrita "Nosotros le llamamos, independientemente si queda o no queda en el puesto".


Fuera de los Call centers, prácticamente tengo muy pocas posibilidades de encontrarme un trabajo accesible o para el que me esmeré e invertí en estudiar. Claro, trabajo es trabajo, ningún trabajo es motivo de vergüenza, pero quiéranlo o no, te duele haber estudiado tanto, levantarte temprano para ir a la escuela, pasarse días sin dormir para proyectos y trabajos finales, y acabar de mesero, taxista o muchas otras labores que, OJO, no estoy desprestigiando ni menospreciando de ninguna manera.

Tal vez no estudié en una universidad cara; mis posibilidades económicas no eran suficientes inclusive tuve que acabar de pagarme la universidad solo, y tal vez tengo muy poca experiencia, pero creo que las empresas deben estar más conscientes de las cualidades de los postulantes, que en "El papelito habla" o el nivel socio económico como limitantes para un puesto.

Puede que sea un solo chavo regio que ha tenido una mala racha en los trabajos que ha tenido, pero estoy seguro que no soy el único que piensa igual.






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